Let the music play...

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Nací en Iquitos, en una casa con techo de calaminas y gatos ladrones. Fui un muchacho tranquilo, a pesar de Alan García y el acné. Estudié Derecho para tener acceso a la biblioteca de mi universidad. El periodismo me descubrió oficios decentes en medios escritos. He participado como columnista, ensayista, narrador cronista y analista de diversas publicaciones (muchas más de lo que merezco y debería). He trabajado en todo lo que cayó para parar la olla: promotor cultural, coordinador de eventos, negro literario, conferencista, organizador de semanas turísticas, comentarista radial, jurado de concursos de belleza, editor de videoclips, libretista, asistente de cinematografía, representante de ventas, acompañante de RR.PP. Mi cuenta bancaria atraviesa la desnutrición absoluta. He publicado en coautoría “Libro de Estilo de Kanatari” (2004). Tengo mi espacio semanal en Pro & Contra, escribo notas sobre cine en un portal web y administro este blog. Acabo de publicar el libro de crónicas IQT (Remixes). Añoro la asepsia de los aeropuertos y el olor de los aviones. Siempre me estoy yendo, no sé por qué.

sábado, 12 de abril de 2008

NOTA DEL AUTOR

Las once historias que nutren este libro constituyen una secuencia interminable de tentativas acometidas sobre papel, que se remontan hasta 1994. Cada una posee retazos de artículos, crónicas, entrevistas, reportajes, notas que he escrito en diversos medios (sobre todo iquiteños), las cuales se disponen caóticamente, tijereteadas, parchadas y recicladas con ánimo posmoderno, pero generadas a partir de la base rítmica del pasado. Por decirlo de algún modo, estamos ante un compendio de Greatest Hits para la posteridad. Nil nuvi sub sole.

Sin embargo, todos estos cañonazos súper (i)legibles han sido sometidos a rigurosa revisión y masterizado electrónico. Estamos frente al ensayo de una gran sesión discotequera (con intermedios chill out). Los sintetizadores y consolas de edición han hecho su trabajo: los remixes, por ratos (pero solo por ratos) suenan acompasados y coherentes. No soy DJ, pero algo de habitúe de raves avala mi ignorante atrevimiento, un esfuerzo por mostrar desde la periferia, fundado en las sombras, consagrado a partir de una sigla de corte aerocomercial, las cumbres y abismos de un colectivo tan reconocible y asimilable por quienes han transitado por estas anécdotas o han sentido en toda su dimensión la esencia multicolor de esta ciudad.

Como diría Vernon Wilson: let the music play…

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