Las once historias que nutren este libro constituyen una secuencia interminable de tentativas acometidas sobre papel, que se remontan hasta 1994. Cada una posee retazos de artículos, crónicas, entrevistas, reportajes, notas que he escrito en diversos medios (sobre todo iquiteños), las cuales se disponen caóticamente, tijereteadas, parchadas y recicladas con ánimo posmoderno, pero generadas a partir de la base rítmica del pasado. Por decirlo de algún modo, estamos ante un compendio de Greatest Hits para la posteridad. Nil nuvi sub sole.
Sin embargo, todos estos cañonazos súper (i)legibles han sido sometidos a rigurosa revisión y masterizado electrónico. Estamos frente al ensayo de una gran sesión discotequera (con intermedios chill out). Los sintetizadores y consolas de edición han hecho su trabajo: los remixes, por ratos (pero solo por ratos) suenan acompasados y coherentes. No soy DJ, pero algo de habitúe de raves avala mi ignorante atrevimiento, un esfuerzo por mostrar desde la periferia, fundado en las sombras, consagrado a partir de una sigla de corte aerocomercial, las cumbres y abismos de un colectivo tan reconocible y asimilable por quienes han transitado por estas anécdotas o han sentido en toda su dimensión la esencia multicolor de esta ciudad.
Como diría Vernon Wilson: let the music play…
Sin embargo, todos estos cañonazos súper (i)legibles han sido sometidos a rigurosa revisión y masterizado electrónico. Estamos frente al ensayo de una gran sesión discotequera (con intermedios chill out). Los sintetizadores y consolas de edición han hecho su trabajo: los remixes, por ratos (pero solo por ratos) suenan acompasados y coherentes. No soy DJ, pero algo de habitúe de raves avala mi ignorante atrevimiento, un esfuerzo por mostrar desde la periferia, fundado en las sombras, consagrado a partir de una sigla de corte aerocomercial, las cumbres y abismos de un colectivo tan reconocible y asimilable por quienes han transitado por estas anécdotas o han sentido en toda su dimensión la esencia multicolor de esta ciudad.
Como diría Vernon Wilson: let the music play…